miércoles, 15 de agosto de 2007

biblia reina valera 1960

LO NUEVOS TIEMPOS DIGITALES DE LA PALABRA LA REINA VALERA DIGITAL ESCUCHEMOS EL GENESIS

sábado, 11 de agosto de 2007

Julissa - Él no pereció

EL VIVE

Yolanda Adams - The Battle Is The Lord's

La batalla es tuya , oh jesus

viernes, 10 de agosto de 2007

Yolanda Adams- Sisters In The Spirit -(TBN)

CAnutos hermanos de gringolandia alabando al señor junto a Yolanda

WHITNEY HOUSTON SINGS GOSPEL

Canutos gringos alabando al señor

Hatikva La esperanza del pueblo judio

junto al pueblo evangélico juntos hasta el fin de los tiempos

jueves, 9 de agosto de 2007

EL PUEBLO EVANGELICO Y SU APORTE A LA PATRIA, A LA LUCHA SOCIAL, POLITICA Y ESPIRITUAL DE CHILE


LOS ESPERAMOS EN PUERTO MONTT

La certezas del pueblo evangélico y su Fé



Oh, Dios eterno, tu misericordia, ni una sombra de duda tendrá; tu compasión y bondad nunca fallan y por los siglos el mismo serás.

CORO
¡Oh tu fidelidad,! ¡Oh tu fidelidad! Cada momento la veo en mi, nada me falta, pues todo provees. ¡Grande, Señor, es tu fidelidad!

La noche oscura, el sol y la luna, las estaciones del año también, unen su canto, cual fieles criaturas, porque eres bueno, por siempre eres fiel.

Tu me perdonas, me impartes el gozo, tierno me guías por sendas de paz; eres mi fuerza mi fe, mi reposo y por los siglos mi todo serás.

miércoles, 8 de agosto de 2007

Tribus Urbanas Documental de Bauchavisuales

gran aporte de los bauchavision, la diversidad del pueblo evangelico

Oh Tu fidelidad. Homenaje a nuestro pueblo perseguido

nada nos falta si el Padre está con nosotros

extracto del primer estatuto de la Alianza Cristiana y misionera





El documento que se presenta a continuación es un antecedente histórico, pues contiene el primer estatuto que rigió a la Alianza Cristiana y Misionera durante sus primeros años de existencia legal. Contiene la firma y expresa la voluntad de la mayoría de nuestros fundadores. Intencionalmente se ha mantenido en este texto la ortografía de don Andrés Bello, legal en el Chile de aquellos tiempos, con el fin de no restarle frescura a su texto.


ESTATUTOS
IGLESIA ALIANZA CRISTIANA I MISIONERA


En Valdivia, República de Chile, el lunes catorce de Junio de mil novecientos veinte, ante mi J. Miguel Varela V. Notario Público i de Hacienda, i testigos mencionados al final, comparecieron los señores Menno P. Zook, de ocupación pastor, domiciliado en Temuco; H. Walterio Feldges, de ocupación pastor, domiciliado en Osorno; Carlos B. Le Fevre, domiciliado en Capitán Pastene, de ocupación pastor; Vital E. Sanhueza, de ocupación pastor, domiciliado en Valdivia; Manuel Gómez, de ocupación pastor, domiciliado en Temuco; Inocencio Gómez, de ocupación pastor, domiciliado en Pua; Francisco Higuera, de ocupación pastor, domiciliado en Loncoche; Netti B Meier, de profesión misionera, domiciliada en Victoria; S. Wilfried Diener, de ocupación pastor, domiciliado en Valdivia; Manuel Alarcón, de ocupación pastor, domiciliado en Freire; José N. Zapata, de ocupación pastor, domiciliado en Valdivia; Juan Urrea, de ocupacion pastor, domiciliado en Lautaro; Arturo Oyarzún, de ocupación pastor, domiciliado en La Unión; Lina Diener, de ocupación misionera, domiciliada en Valdivia; Ana H. Le Fevre, de ocupación misionera, domiciliada en Valdivia, i Guido Bucher, de ocupación pastor, domiciliado en Victoria; todos mayores de edad, conocidos del notario que autoriza; i espusieron que profesan la relijion cristiana según la Alianza Cristiana i Misionera, i que han convenido formar una corporación que tenga personería jurídica en conformidad a las disposiciones del Código Civil, para proporcionar a los que profesan la Relijión Cristiana según la Alianza Cristiana i Misionera los medios de practicar su relijión i cumplir con los demás objetos que se espresan en los estatutos. Los comparecientes acuerdan rejirse por los Estatutos que se insertan a continuación:

El romanismo en acción




Texto extraido de la obra, Reminiscencias historicas de la obra evangélica en Chile

Conocedora la curia romana de que estaba dandose principio a la obra protestante también en el sur del país, y temerosa de perder sus dominios como ya los estaba perdiendo en el centro y en el norte, ordenó una campaña tenaz y fuerte contra estos dos "hijos del diablo" que andaban comprando almas. El actor principal en esta campaña fue el cura María Antonio Vío, quien desde el púlpito y por la prensa denigraba y envilecía el Evangelio; diciendo que eran libros malos falsificados, que ningún buen católico debía leerlos y que cuando lleguen a las puertas de sus casas ofreciendo sus papeles y libros, les echen agua caliente, les cierren las puertas, que, por fin, les den de palos, porque matar un hereje no era pecado y que para tales personas no había justicia.


Estas peroraciones que se hacían continuamente desde la sagrada tribuna, luego daban su resultado. El pueblo ignorante y ciego, sin nociones del respeto que debe a la conciencia ajena, se lanzaba sin temor a cumplir lo que el santo cura le había dicho. Bajo cruda y activa propaganda, con los elementos en favor del cura, es fácil comprender cuan dura y desigual era la contienda y pasaron varios meses sin que se pudiese contar con un solo adepto.


Mientras tantos el hermano Weiss se ocupaba en visitar a los hermanos chilenos en las colonias de la frontera, donde también ya habían aceptado el Evangelio por el oír de la Palabra de Dios entre los extranjeros convertidos, entre los que se pueden contar; Wenceslao Valdivia, Pedro Salazar, Abraham Chávez, José Ramírez y otros. El hermano Dawson, por otro lado, continuaba en Valdivia luchando como fiel soldado, en medio de tanta persecución que habría hecho retrocedes a cualquier otro predicador de menos resolución. Pero su carácter firme y tenaz le hizo inflexible en su propaganda, como quizás ningún misionero que ha tenido la misión en esta parte del mundo. Para mostrar su obra y valor, basta el siguiente incidente.


Cierto día se ocupaba en su propaganda ofreciendo libros, unas señoritas que estaban en una ventana le gritaron "¡canuto, canuto!", nombre que se les daba porque los curas decían, predicaban las doctrinas de Canut de Bon, personaje que los lectores ya conocen. Entonces el señor Dawson se dirige a ellas, quienes entrandose para dentro se esconden. El abre la puerta y pasa a tomar asiento, hasta que las señoritas salían a ver a su extraño visitante, el que tranquilamente les interrogó por el motivo de su llamado y cortésmente preguntaba en qué les podía ser útil, las niñas todas ruborizadas, no tenían qué contestar, y él aprovechó hablarles del Evangelio muy tranquilamente sin cuidarse de los peligros a que estaba expuesto.


Dawson era un gran controversista, tanto con los católicos como con los incrédulo. De sus muchas discusiones que sostuvo, publicó un libro titulado "Discusiones Populares entre un Evangelista y los Curas"

sábado, 4 de agosto de 2007

Luis Pedraza y Marcos Witt - Tomame en tus brazos - ALEGRIA

Oh tu fidelidad

MATILDE OYARZUN JARA




Matilde Oyarzún Jara, hija de Arturo Oyarzún, es quien recupera, de una edición privada de no mas de 200 ejemplares, publicados en la imprenta alianza de la ciudad de Valdivia, a la muerte de su entonces viuda, Luz Canto, fue encontrado entre sus articulos personales uno de los textos de este trabajo, fundamental para la historia del pueblo evangélico, pues recoge un pormenorizado relato de los primeros 100 años de la obra evangelica en Chile.

MAtilde es el angel azul de la historia de los evangélicos en Chile, la guardadora de este precioso tesoro de la historia social, politica y espiritual de los evangelicos en Chile.

Hermana Matilde, Que Dios te tenga en su santo reino.

PROLOGO DE LA OBRA


REMINISCENCIAS DE LA OBRA EVANGELICA EN CHILE



Este trabajo correponde al esfuerzo silencioso, pero de profunda visión del hermano Arturo Oyarzún Gonzalez, pastor de la iglesia alianza cristiana y misionera, esta es su obra, este es el registro de su historia y de los sueños siempre presentes del pueblo evangélico... en su memoria y en la presencia del padre.. salud Arturo Oyarzún. SIEMPRE VIVIRAS EN EL CORAZON DEL PUEBLO EVANGELICO.

EL CRECER CANUTO DE PATO NAVIA




A comienzos de los 80, por primera vez supe que me decían "canuto". Y que era distinto al grueso de los chilenos. Así crecí y así lo recuerdo.


Por: Patricio Navia


"Canutos tenían que ser", dijo el señor que salió a averiguar los motivos del estrepitoso ruido en el patio de su edificio céntrico en la calle Angol de la ciudad de Concepción. Era un sábado en la tarde, de comienzos de los 80. Después de que un pedazo de cemento -que se soltó de un muro del Templo Adventista del Séptimo Día- cayera sobre un pequeño gallinero que tenía en el patio, el vecino comenzó a gritar e increpar a los "canutos" a viva voz.
Mis hermanos, unos amigos y yo, responsables del accidente nos escondimos. Como mi padre era el pastor de esa iglesia, nuestra familia vivía en un departamento construido en el tercer piso del templo. Seguramente por aburrimiento, ese sábado sólo queríamos verificar qué tan rápido podía llegar un pedazo de ladrillo, pero terminamos aprendiendo que la gente nos conocía como canutos.
Creo que fue la primera vez que escuché esa palabra.
Luego de recibir nuestro merecido regaño, uno de mis hermanos preguntó qué quería decir canuto. No recuerdo la explicación de mi mamá, aunque seguramente tuvo algo que ver con el hecho de que nosotros íbamos a la iglesia los sábados y no creíamos en la misa, ni en los santos, ni en el Papa, ni en la santidad de la virgen María.
A mí me gustó el término. Aunque el vecino pretendía increparnos, no sin cierta razón, su insulto se convirtió en una oportunidad para comenzar a definir una identidad que me hacía distinto de los demás.
A diferencia de la mayoría de los chilenos, yo no era católico, era canuto.
Y no creía en el Papa. Bueno, no exactamente: evidentemente el Papa existe. Y pese a que entonces no sabía gran cosa sobre sus ideas, no tenía razón para pensar que fuera mala persona. Aunque claro, si uno se adentra un poco más cuidadosamente en las doctrinas de la Iglesia Adventista del Séptimo Día -o de muchas otras denominaciones protestantes-, el poder papal del Vaticano está asociado con la imagen del anticristo.
A diferencia de la gran mayoría de los habitantes del país, para mí, el Papa nunca fue una autoridad moral ni un guía espiritual. A lo más, era un símbolo de las razones iniciales por las que Lutero, el fundador del protestantismo, decidió abandonar la Iglesia Católica para iniciar un nuevo movimiento cristiano que se basara en la salvación por la fe, más que en la salvación por las obras. O sea, el Papa, como todos los católicos, podía ser buena persona, pero estaba profundamente equivocado.
En Chile, a los evangélicos y protestantes se les conoce por canutos por Juan Canut de Bon, pastor metodista que vivió en La Serena en 1890.
Como las diferentes denominaciones protestantes y evangélicas no constituyen una religión en sí mismas ni forman parte de una misma organización multinacional, es difícil encontrar un sustantivo que permita incorporarlos a todos sin herir susceptibilidades ni cometer errores semánticos.
Etimológicamente, la forma más apropiada debiera ser "protestante". Desde pentecostales a luteranos, pasando por metodistas, presbiterianos, bautistas, adventistas del séptimo día hasta testigos de Jehová, todas las denominaciones evangélicas nacen de alguna vertiente protestante. Incluso los mormones, aunque ellos bien pudieran ser considerados ya una religión en sí misma más que una vertiente del cristianismo.
El último censo indicó que sólo el 15% de los chilenos mayores de 15 años se identifican como evangélicos. El 4% adicional dice ser miembro de "otra religión" (aparte de las 7 categorías que incluye el censo: católicos, evangélicos, testigos de Jehová, mormones, judíos, musulmanes y ortodoxos).
"No voy porque soy canuto. ¡Y a mucha honra!", le contesté en 1987 a un amigo que me preguntó si iba a ir a ver al Papa al Hipódromo de Talcahuano.
Pese a que nadie en el país se pudo abstraer de la visita más importante que ha recibido Chile en las últimas dos décadas, pertenecí a ese grupo reducido para quienes la visita no producía ninguna conmoción espiritual. Aunque escuché algunos de los discursos (y nótese el término "discurso" más que mensaje espiritual) y miré en TV su fugaz pero terriblemente simbólica aparición junto a Pinochet en La Moneda, su visita me pareció un hecho político. Y para un adolescente de 17 años con incipientes sentimientos antidictatoriales, la sensación que me produjo ver a Juan Pablo II primero escuchar a pobladores que denunciaban violaciones a los DD.HH. para luego juntarse con el dictador reflejaba mi profundo rechazo a la actividad política de la Iglesia católica, que la adventista rechazaba con tanta vehemencia.
"Cada cual tiene sus penas, y nosotros las tenemos", decía la voz del tanguero que sonaba en esa radio japonesa comprada en la zona franca de Punta Arenas, en la que todos los domingos de mañana escuchábamos La Voz de la Esperanza, un programa de prédicas religiosas de la Iglesia Adventista del Séptimo Día que conducía el pastor Milton Peverini.
Después del mensaje evangélico, acompañado de himnos religiosos entonados por el cuarteto musical Los Heraldos del Rey, la radio AM volvía a su transmisión regular de domingos en la mañana, los tangos. Mi padre, pastor adventista en Punta Arenas era menos fiel a los tangos que al programa religioso. Pero ocasionalmente la radio seguía encendida esas mañanas de invierno magallánico de tal forma que en mis recuerdos de infancia quedaron confundidas las letras de los himnos pregonando el fin del mundo y los lamentos de los tangos que nos recordaban que este mundo fue y será una porquería ya lo sé.
Habiendo crecido con la certeza de la inminente segunda venida de Cristo, las preocupaciones sobre la política coyuntural fueron parte esencial de mi niñez. Las advertencias bíblicas sobre guerras y rumores de guerras (Mateo 24:1-5) parecían ser verificadas en los noticiarios que fielmente veíamos en TVN durante la dictadura, cuando las tensiones bélicas con Argentina parecían ir en escalada.
Y aunque la posibilidad de un conflicto armado evidentemente preocupaba a mi familia, las oraciones de los cultos que celebrábamos antes de irnos a dormir cada noche reflejaban también nuestra confianza en que las profecías de la Biblia -de la forma en que eran interpretadas por los adventistas- se estaban cumpliendo cabalmente. Las noticias del país y del extranjero confirmaban que el tiempo del fin era inminente y que la segunda venida de Cristo -en gloria y majestad- era una realidad cada vez más cercana.
La biblioteca de mi casa estaba compuesta de una cantidad considerable de libros de teología, pero también había de historia y de ciencia. Ocupaba un lugar destacado una versión antigua de El Tesoro de la Juventud, que mi padre acostumbraba a leernos y que ayudó a despertar -en los cuatro hijos del pastor- el interés en el conocimiento.
Pero aunque la preocupación por el conocimiento terminó por marcarnos a los cuatro hermanos (somos todos doctores, dos en literatura, uno en biología y otro en ciencias políticas), ese sesgo continuo por buscar señales que demostraran el inminente advenimiento de Jesús (de ahí el término adventista), nos predisponía a asociar catástrofes y guerras con la esperanza de que la tierra prometida, la nueva Jerusalén (Apocalipsis 21:2) pronto sería una realidad.
Una gran diferencia entre católicos y protestantes radica en la condición socioeconómica de sus fieles. Para ponerlo de otra forma, si Machuca hubiera sido una historia contemporánea, las posibilidades de que el niño pobre fuera protestante son sustancialmente más elevadas que las de que su amigo Infante, el niño rico, lo fuera.
Aunque el término canuto acarrea en Chile una carga despectiva -algo así como roto- lo cierto es que mientras más se diversifique la sociedad y más aumente la tolerancia, menos inusual resultará encontrar chilenos no católicos en el mundo ABC1. La marcada penetración del protestantismo en los sectores populares del país definitivamente ha cambiado las creencias y prácticas religiosas. Lo demás es cosa de tiempo. Entonces, el nuestro será un país donde judíos y gentiles, cristianos y musulmanes, católicos y protestantes puedan ejercer con orgullo y tranquilidad sus religiones, en respeto, tolerancia y diversidad. Y donde la separación de la Iglesia y el Estado contribuya a fortalecer la libertad religiosa de personas que profesan diferentes credos.



**** Patricio Navia es cientista político. Trabaja en el Centro de Estudios Latinoamericanos de la New York University y en la Universidad Diego Portales.

EN PRIMER LUGAR NUESTRO HIMNO EL HIIMNO DE LA PATRIA EVANGELICA......DEL PUEBLO EVANGELICO

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